28.6.07

Pesadillas y Goce Solitario

Te amo y

Por la noche
cuando salgo a deambular,
triste en la soledad
escucho mi nombre pronunciar.

Un escalofrió recorre lentamente
las venas de mi corazón
y pronuncias mi nombre con más entonación.

Mi sangre se solidifica
y tu hielo corre en mi cerebro
la ilusión que te invoca
se apodera en este frío febrero.

Entonces tus pensamientos
se vuelven mis acciones
e igual de hermosa que una luna llena en otoño
veo tu cuerpo desnudo.

te amo y

Mis dedos fríos
recorren las redes de luz
que en tu cuerpo
emanan como saliva
de tu labios.

Palideces lentamente en esta noche
donde con la mentira de la masturbación
recorriste el sendero del derroche
en la más triste y dolorosa excitación.

Bésame y

siénteme
siente este suave y sutil dolor
entrégate a el
y sentirás el aroma del placer.

Mariposas negras revolotean en mi hogar
donde mis heridas
se tornan más dolorosas
volviendo la noches calurosas.

Y cuando más alto entonas mi nombre
mas desdicha te concebiré

Y con este suave dolor
te pido amor mío
te entregues sin razón
ya que aun te amo.

Corta tus venas
exprímelas de luz
y bebe esa sangre
que de ellas emana
y de esta manera
morirás en mis pesadillas
y te darás cuenta
de que las manecillas
marcan más de las doce
y que todo es simple goce

Y en medio de mis sueño
de masturbación
tu muerte lo convierte
en pesadilla de tu corazón.

Besos Sin Color

Tu sombra cae en mis manos,
y mis manos transparentes,
tu sangre gotea lentamente
en mi alma,
y mi alma tan llena de líquido carmín
que no recibió nada de ti...

Me besaste y no te sentí.
me amaste y no te correspondí
me tomaste y te aleje
me tocaste y me aparte...

Tantas falsas palabras de ternura
llenaban mis oídos de dolor
ya que tus mentiras piadosas
lastiman más que la verdad dolorosa.

Y esos besos sin color
no entraron en mi espíritu
son como un arco iris en blanco y negro
como ver el sol por la noche
como llenar el mar de lágrimas
y como si la lluvia no mojara!!!

Me besaste y no sentiste
me amaste y no era verdad
me tomaste y te engañaste
me tocaste y me llene de ansiedad

Y esos besos de tus labios carmesí
pintaron mi rostro sonriente
pero me anestesiaron y dormí
todo se torno oscuro lentamente
y nunca, nunca volví.

Y me besaste sin amor,
me engañaste por dolor
me tomaste por lastima
y me tocaste por rencor!!!
y ahora mi alma
ya ni siquiera te odia
porque has desaparecido
como un beso negro y oscuro...

Nocturno

La noche ha llegado para tomarnos

con su oscuridad imponente,

su brillo lunar parece amarme

y la melancolía, en mi ser, permanente.



La noche es mi amiga

la noche es mi amante,

con su oscuridad llameante

inmensa antología.



Sus sombras caen pesadamente en mi espalda,

las soporto y cargo extasiado.

anunciando con estrellas de espada

un lugar bienaventurado.



Esta noche, solo estoy con mis pensamientos,

esta noche, busco mi verdadero ser,

esta noche, busco mis recuerdos sangrientos;

esta noche espero mi amanecer...



Y si por la penumbra te buscara,

solo mi sombra yo encontrara;

estaca en mi corazón clavada

tan sediento de plasma anhelada.



Nocturno ser soy,

cuervo de las tinieblas,

pantera de oscuras selvas,

te imploro solo hoy.



Noctámbulo recorro las calles solas y tristes

alumbrado por tu luz particular,

sonámbulo porque tú reíste.

apaciguado por tu soledad.



Nocturno es mi nombre

como cualquier ser espectral,

taciturno vampiro mediocre

muerto en vida por la oscuridad...

24.6.07

En La Cruz

Hay veces que quisiera
no sentir y simplemente vivir
pero se hace imposible
cuando mi alma
pide ayuda.

¿ayuda de qué?
me pregunto una y otra vez…
veo a mi alrededor…
caras distorsionadas,
gritos desgarradores,
que penetran a mi alma
degollando todo cariño
y sepultando toda ilusión
que algún día existió en mí.
y recién me doy cuenta de que
este lugar no es el mío.

Huyo en la penumbra de la noche
buscando algún rincón
donde cobijarme…
corro y corro,
no me detengo cuando escucho en
susurros mi nombre,
no me detengo por las sombras
que me persiguen…

Pero llega un momento en que
siento que el aire se acaba
que mis piernas se derriten,
que mi corazón se triza y
mi cuerpo se derrumba.

Otra vez termino aquí
encrucijada en la nada
viendo los cuervos
volando junto a mi cuerpo
y mi alma vagando
entre pilares desiertos.

Debilidad

De que sirve amar
si el costo es sufrir
De que sirve esperar
si un día te vas a ir
De que sirve tanto dolor
si no voy a sobrevivir
De que sirve tanto extrañar
si jamás vas a venir
Para que amar
para que reír
para que gozar
si te hará sufrir
con el recuerdo no revives
más aún quieres morir
Los días se van sin medir
y las noches eternas se harán
entonces de que sirve amar
si en algún momento
solo has de estar
por que tan cierto es
que el ser humano como el amor
eternos no lo son.

EN LA SOMBRA DEL VALLE DE LA MUERTE

EN LA SOMBRA DEL VALLE DE LA MUERTE
YO NACI

AHI CRECI, AHI VIVI
EN LA SOMBRA DEL VALLE DE LA MUERTE
YO TE CONOCI
ERAS UN ALMA QUE, AL IGUAL QUE YO,
ANDABAS EN PENA.
NO CONOZCO MAS DE TI
TU NOMBRE...
Y NO SE MAS.
EN LA SOMBRA DEL VALLE DE LA MUERTE
TE ENCONTRE, TE VI
Y PARA MI DESGRACIA,
ME ENAMORE DE TI.
NO ME IMPORTO NADA,
NO ME IMPORTO EL NO SABER SI TU
ME QUERIAS.
SOLO PENSABA EN EL AMOR QUE SENTIA
Y LA LUZ DE LA OSCURIDAD
NOS RODEO EN UN ABRAZO ETERNO,
NOS BRINDO SU PROTECCION,
NOS BRINDO SU CALOR, UN CALOR QUE NO PODIAMOS SENTIR.
NO ME IMPORTO DARTE TODO LO QUE TENIA,
PARA MI TU ERAS LO MAS IMPORTANTE.
DEJE QUE ME MATARAN
PARA DARTE A TI LA VIDA.
DEJE QUE ME ASESINARAN
PARA DARTE LA DICHA QUE YO NO POSEIA.
TU ACEPTASTE MI SACRIFICIO
Y VOLVISTE A LA VIDA
CREI ENTONCES QUE ME QUERIAS
CREI QUE ERA TIEMPO DE DEMOSTRAR

LO QUE SENTIAMOS.
PERO TU DECIDISTE QUE NO.
DECIDISTE QUE NO ME QUERIAS
DECIDISTE QUE YO NO ERA NADA
DECIDISTE QUE NO SIGNIFICABA NADA EN TU VIDA
Y TE ALEJASTE.
¿UN ERROR,ACASO PIENSAS,SOY PARA TI?
¿QUE ERA YO EN TU VIDA?
¿QUE LUGAR OCUPABA EN ESTA SOMBRA DE MUERTE QUE NOS CUBRIA?
NO LO SE
NUNCA ME LO DIJISTE
EN LA SOMBRA DEL VALLE DE LA MUERTE
YO NACI,
CRECI,
VIVI,
TE CONOCI,
TE AME,
Y MORI DE NUEVO
NO POR MI, SOLO POR TI
NO POR MI, SOLO POR TI.
EN LA SOMBRA DEL VALLE DE LA MUERTE
YO ESCRIBI MI TRISTE HISTORIA,

MI DECADENCIA
QUE COMENZO EL DIA QUE TE CONOCI.

Eternidad

Oscuridad...
voy cayendo durmiéndome con el sol
abandonando la vida
adentrándome en la eterna oscuridad.
el ultimo aliento muere
entre la rosa que estrujan mis manos
el último rocío, la última luz
la embriaguez mortecina de la herida,
del beso, de la piel
el sol se duerme se apaga se desliza
a las tinieblas y detrás mi último despojo
un cuerpo inerte, bello, blanco, mío, frío,
nuevo renace de la sangre y no respiro
no respiro no respiro y veo ojos profundos
oscuros mis manos duras pálidas sensual
caricia muerta, ahogo deseo hambre ¡¡dolor!!...
el dolor de la incipiante eternidad sin companía humana.

Guarda el Silencio

Guarda silencio entre los muertos,
que tu alma calle ante el ruido asesino
de las palabras vagas y comunes,
ríndele tributo a lo profano y doloroso...

Un girasol negro e invertido crece
dentro de los jardines de la locura inmensa
y han despertado los espectros ancestrales
dictando sentencia sobre un oscuro romance...

Solemne...lento...casi imperceptible...
Mágico...acaso fugaz... acaso eterno...
llora tanto sobre sus heridas
que casi se siente la humedad que deja
con la presencia de su cruel agonía.

No entiendo su idioma ¿habrá qué hacerlo?
me sujeta, me ahorca y a veces me libera
solamente para que le busque yo voluntariosa
y vuelva a engrilletarme con placer...

Deliciosamente perverso, locamente doloroso,
febril hasta ahogarme, pleno como mi angustia,
penetra lujurioso mi mente y me posee como un demonio,
se queda suspendido en el tiempo de mi boca...

Desfigurado, bello, paradójico,
intenso, místico y tan real que corta la piel,
con sangre escribe la historia
y sé que se largará sin dejar memoria...

Deja de contar minutos y horas,
está aquí, está ahora,
somos sus víctimas, seremos su obra.

Silencio...silencio...
guarda el secreto

Me busco y no me encuentro

Me veo al espejo.. y veo solo un vacío
En mis ojos... y un recuerdo
y por más que me busco
no me encuentro

Y cuando alguien me busca
me busca como un objeto...
y sin embargo
mi vacío interno
se llena
con un dolor intenso
profundo
que me desgarra
el alma en jirones

Y todo por no verte
el no conocerte
el no probar el aguamiel de tus labios
ni poder sentir tu aguasal, quemando mi piel
y tu silencio
Me busco y no me encuentro
Me veo al espejo.. y veo solo un vacío
En mis ojos..... y un recuerdo
y por mas que me busco
no me encuentro
déjame!

mi alma ha muerto
y sólo comprenden y entienden
este dolor...
los que vivimos en un dolor intenso
silente
perenne
sempiterno

Me busco y no me encuentro
Me veo al espejo.. y veo sólo un vacío
En mis ojos..... y un recuerdo
y por más que me busco
no me encuentro

Abraxas


En el fin de los tiempos caerás,
y no podrás ver todo el dolor que causarás,
con sólo desaparecer.
Tu muerte será respetada en el mundo de los vivos,
caminaré, me alimentaré, cazaré, te resucitaré, para poderte tener.
Espera ese abrazo sagrado que te daré,
los dones que te entregaré, el poder que te regalaré.
La muerte sucumbirá a tu paso,
tu dolor no será nada comparado con el que darás,
y tu amor y mi amor eternos serán.

Rimas y Leyendas Rima VII - Gustavo Adolfo Becquer

Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en la rama
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!

¡Ay! -pensé-, ¡Cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: “Levántate y anda”!


Gustavo Adolfo Becquer

Rimas y Leyendas Rima V - Gustavo Adolfo Becquer

Espíritu sin nombre,
indefinible esencia,
yo vivo con la vida
sin formas de la idea.

Yo nado en el vacío
del sol tiemblo en la hoguera
palpito entre las sombras
y floto con las nieblas.

Yo soy el fleco de oro
de la lejana estrella,
yo soy de la alta luna
la luz tibia y serena.

Yo soy la ardiente nube
que en el ocaso ondea;
yo soy del astro errante
la luminosa estela.

Yo soy nieve en las cumbre,
soy fuego en las arenas,
azul onda en los mares
y espuma en las riberas.

En el laúd soy nota,
perfume en la violeta,
fugas llama en las tumbas
y en las ruinas hiedra.

Yo atrueno en el torrente,
y silbo en la centella
y ciego en el relámpago
y rujo en la tormenta.

Yo río en los alcores
susurro en la alta hierba,
suspiro en la onda pura
y lloro en la hoja seca.

Yo ondulo con los átomos
del el humo que se eleva
y al cielo lento sube
en espiral inmensa.

Yo en los dorados hilos
que los insectos cuelgan
me mezclo entre los árboles
en la ardorosa siesta.

Yo corro tras las ninfas
que en la corriente fresca
del cristalino arrollo
desnudas juguetean.

Yo en bosque de corales,
que alfombran blancas perlas,
persigo en el océano
las náyades ligeras.

Yo, en las cavernas cóncavas,
do el sol nunca penetra,
mezclándome a los nomos
contemplo sus riquezas.

Yo busco de los siglos
las ya borradas huellas,
y sé de esos imperios
de que ni el nombre queda.

Yo sigo en raudo vértigo
los mundos que voltean,
y mi pupila abarca
la creación entera.

Yo sé de esas regiones
a do rumor no llega,
y donde los informes astros
de vida y soplo esperan.

Yo soy sobre el abismo
el puente que atraviesa;
yo soy la ignota escala
que el cielo une a la tierra.

Yo soy el invisible
anillo que sujeta
el mundo de la forma
al mundo de la idea.

Yo, en fin, soy el espíritu,
desconocida esencia,
perfume misterioso
de que es vaso el poeta.


Gustavo Adolfo Becquer

22.6.07

La Divina Comedia Tomo I Infierno Círculo de los Lujuriosos, Dante Alighieri

SEGUNDO CIRCULO: LUJURIOSOS.
La entrada al Círculo y el Juez Minos. Famosos pecadores de la carne. Francisca de Rimini y Pablo Malatesta. (Los lujuriosos son arrollados de continuo por una tormenta violentísima.)


Descendí entonces del primer círculo
al segundo que menos sitio ciñe,
y sí mayor dolor que al ay conduce.

Horriblemente Minos ahí aullaba
las culpas en la entrada registrando;
juzga y ordena como en él se aprieta.

Digo que cuando el alma indigna
a él lo encuentra en todo se confiesa;
y ese conocedor de los pecados

destino infernal de ella escoge:
en su cola se envuelve tantas veces
como grado él desea que descienda.

Muchas están siempre en su presencia
de a una al juicio encaminadas;
ahí hablan y oyen, y después descienden.

"Oh tú que vienes al lugar doliente",
me dijo Minos cuando pudo verme,
postergada la tarea que cumplía,

"advierte cómo entras, y en quién fías:
¡no te engañe la amplitud del ingreso!"
Mas a él dijo mi guía; "¿Por qué gritas?

No impidas tú su inexorable marcha:
se quiso allá donde el deseo
fuerza es, y demás son las palabras.

Y se oyen ahora notas dolorosas,
porque he llegado ya a ese sitio
en que llanto copioso me conmueve.

Llegué a un lugar huérfano de luces,
que rugía cual mar embravecido
cuando sufre azote de los vientos.

Tormenta infernal que no descansa
a las almas arrastra con su asalto,
y con giros y golpes las acosa.

Pero si en esa destrucción se encuentran,
allí aúllan, se quejan y lamentan;
de virtud divina ellas blasfeman.

Y pude comprender que ese tormento
se da a los que pecan en la carne,
si es que el deseo a la razón prefieren.

Tal como a estorninos, que en el frío
vuelan en fila larga y apretada,
soplo a los espíritus enfermos

aquí, allá, alto y abajo lleva;
y jamás la esperanza los consuela
si no con reposo, con menor pena.

Y tal cantan las grullas su lamento
dibujando en aire larga línea,
así vi yo venir con sus quejidos

de su afán a las sombras arrastradas:
y le dije: "Maestro, ¿quiénes son
los que negro soplo así castiga?"

"La primera, de la que tú noticias
conocer quieres", me dijo entonces,
"emperatriz fue de muchos pueblos.

Fueron tantos sus vicios de lujuria
que al placer nominó como legítimo
para huir del reproche merecido.

Y Semiramis es, de quien se sabe
que si esposa a Nino heredó;
del Sultán es la tierra que fue suya.

Al suicidio por amor llegó la otra,
infiel a las cenizas de Siqueo;
y más allá Cleopatra lujuriosa.

A Helena mira, por quien tan aciago
tiempo fue gastado, y al gran Aquiles,
que al fin el amor llevó al combate.

Y a Paris y a Tristán"; y así más de
mil sombras señalóme con el dedo,
las que Amor partir hizo de la vida.

Y después de escuchar a mi maestro
nombrar damas antiguas y señores,
por dolor mi ánimo perdí.

Luego comencé: "Poeta, con gusto
hablar quisiera con los dos que unidos
tan leves se acompañan en el viento".

Y él a mí: "Intentarás cuando cerca
de nosotros sean, y cuando ruegues
han de venir por el amor que alientan".

Cuando el viento a nosotros los acerca,
di en decir: "Oh almas pesarosas,
hablemos pues, si es que otro no lo impide".

Cual palomas movidas por deseo,
alas altas y fieles a su nido,
cruzan el aire por voluntad traídas;

y del grupo que con Dido estaba,
por el aire nocivo acercadas,
surgió fuerte el afectuoso grito.

"Oh ser agradable y bondadoso,
que de visita vas en aire fosco,
nos, que sangriento el mundo hicimos,

si amigo nos fuera el rey del mundo,
que la paz te diese rogaríamos,
pues pío eres a nuestro dolor.

Y de lo que oír y conversar os place
ha de ser lo que oiremos y hablaremos,
mientras como se ve el viento calma.

Está la tierra donde yo nací
en la orilla a la que el Po desciende,
con sus afluentes de la paz ansioso.

Amor que ágil el noble corazón
inunda, presa lo hizo de gentil
que me hurtaron: aún hiéreme el modo.

Amor, que al amado a amar obliga,
me ató a ese placer con tanta fuerza,
que según tú ves aún no me libero.

Y así por amor fuimos a la muerte:
la Caína espera a quien lo hizo".
Son estas las palabras que dijeron.

Al oír a aquellas almas aquejadas,
bajé la faz y baja la mantuve
hasta que el poeta: "¿Qué piensas?" dijo.

Fue esta mi respuesta: "¡Oh miseria,
cuánto dulce pensar, cuánto deseo
la causa fue del doloroso paso!"

Me volví en tanto para hablarles;
y así dije: "Francisca, tus martirios,
triste y con piedad lagrimear me hacen.

Mas di: cuando el dulce suspirar,
¿en qué y cómo permitió amor
que el incierto deseo conociérais?"

Y ella a mí: "Y no hay dolor más grande
que de los felices días el recuerdo
si hay pena; bien lo sabe tu maestro.

Pero si conocer el nacimiento
de nuestro amor tanto te interesa,
ya, presa del llanto, he de decirlo:

Pues que por placer leíamos cómo
fue del amor esclavo Lanzarote:
sin recelo en soledad estábamos.

Más de una vez los ojos la lectura
suspendieron, demudado el rostro;
mas hecho hubo que logró vencernos.

Al leer que la sonrisa ansiada
el beso recibió de aquel amante,
él, que nunca de mí apartado sea,

temblando en la boca me besó.
Galeoto y el autor el libro fue:
y ya nunca la lectura proseguimos".

Y si una de las almas lo decía,
otra lloraba; así que piedad
hizo que yo la muerte ya sintiera,
y caí como el cuerpo muerto cae.

La dulce boca, que a gustar convida

La dulce boca, que a gustar convida
un humor entre perlas destilado,
y a no envidiar aquel licor sagrado
que a Júpiter ministra el garzón de Ida,

amantes, no toquéis, si queréis vida,
porque, entre un labio y otro colorado,
Amor está de su veneno armado,
cual entre flor y flor sierpe escondida.

No os engañen las rosas que al Aurora
diréis que, aljofaradas y olorosas,
se le cayeron del purpúreo seno.

¡ Manzanas son de Tántalo, y no rosas,
que después huyen del que incitan hora,
y solo del Amor queda el veneno!



Luis de Góngora y Argote


13.6.07

Maldito cobarde

Maldito cobarde,
me dijiste que me amabas;
maldito cobarde,
me prometiste el cielo y la tierra;
¡Maldito cobarde!
te fuiste sin decir nada...



11.6.07

sin título




No logro comprender
qué es lo que buscas,
esperas más de lo posible
y deseas más de lo que hay


Sólo un beso



Sólo un beso basta
para enamorarme de ti;
sólo un beso basta
para caer rendida a tus pies;
y sólo un beso basta
para sacarte de mi corazón


7.6.07

El Ermitaño


Dulce soledad,
que en tus brazos tienes

a aquel que desligarse quiere

y asolar todo lo construido,

aquel que anhela asilo en sí mismo

y solitariamente lo busca,
y se refugia en él;
su coraza no permite ver su soledad

y con desdén se aparta

Fragmento de "El amigo del hombre" Wolfgang Sewald


El amor es como el agua,
quiere fluir y fluir.
Y es como el fuego,
quiere arder y arder.
Y es como el aire,
quiere respirar y respirar.
Y es como la tierra,
quiere crecer y crecer.


Fragmento de "El caballero de la armadura oxidada" Robert Fisher


Aunque este Universo poseo,
nada poseo,
pues no puedo conocer lo desconocido
si me aferro a lo conocido


1.6.07

Soneto XIII - Garcilaso de la Vega


A Dafne ya los brazos le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos qu’el oro escurecían;

de áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros que aun bullendo ’staban;
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol, que con lágrimas regaba.

¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!



Garcilaso de la Vega

Soneto XI - Garcilaso de la Vega


Hermosas ninfas, que en el rio metidas,
contentas habitáis en las moradas
de relucientes piedras fabricadas
y en columnas de vidrio sostenidas,

agora estéis labrando embebecidas
o tejiendo las telas delicadas,
agora unas con otras apartadas
contándoos los amores y las vidas:

dejad un rato la labor, alzando
vuestras rubias cabezas a mirarme,
y no os detendréis mucho según ando,

que o no podréis de lástima escucharme,
o convertido en agua aquí llorando,
podréis allá despacio consolarme.



Garcilaso de la Vega


La Cucaracha Soñadora - Augusto Monterroso

Érase una vez una Cucaracha llamada Gregorio Samsa que soñaba que era una Cucaracha llamada Franz Kafka que soñaba que era un escritor que escribía acerca de un empleado llamado Gregorio Samsa que soñaba que era una Cucuracha.


Augusto Monterroso

Signifícase la propia brevedad de la vida, sin pensar ni con padecer, salteada de la muerte - Francisco de Quevedo y Villegas


Fue sueño Ayer; Mañana será tierra:
Poco antes nada, y poco después humo,
¡Y destino ambiciones, y presumo
Apenas punto al cerco que me cierra!

Breve combate de importuna guerra,
En mi defensa soy peligro sumo:
Y mientras con mis armas me consumo,
Menos me hospeda el cuerpo, que me entierra.

Ya no es Ayer; Mañana no ha llegado;
Hoy pasa, y es, y fue, con movimiento
Que a la muerte me lleva despeñado.

Azadas son la hora y el momento,
Que a jornal de mi pena y mi cuidado,
Cavan en mi vivir mi monumento.



Francisco de Quevedo y Villegas

Vana Rosa - Luis de Góngora y Argote

Ayer naciste, y morirás mañana,
¿Para tan breve ser, quién te dió vida?
¿Para vivir tan poco estás lucida,
y para no ser nada estás lozana?
Si te engañó tu hermosura vana,
bien presto la verás desvanecida,
porque en tu hermosura está escondida
la ocasión de morir muerte temprana.
Cuando te corte la robusta mano,
ley de la agricultura permitida,
grosero aliento acabará tu suerte.
No salgas, que te aguarda algún tirano;
dilata tu nacer para tu vida,
que anticipas tu ser para tu muerte.



Luis de Góngora y Argote

El Eclipse - Augusto Monterroso

Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.
Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.
Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.
Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.
-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.
Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.
Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.



Augusto Monterroso

Muerte de Antoñito el Camborio - Federico García Lorca


Voces de muerte sonaron

cerca del Guadalquivir.

Voces antiguas que cercan

voz de clavel varonil.

Les clavó sobre las botas

mordiscos de jabalí.


En la lucha daba saltos

jabonados de delfín.

Bañó con sangre enemiga

su corbata carmesí,

pero eran cuatro puñales

y tuvo que sucumbir.


Cuando las estrella clavan

rejones al agua gris,

cuando los erales sueñan

verónicas de alhelí,

voces de muerte sonaron

cerca del Guadalquivir,


-Antonio Torres Heredia.

Camborio de dura crin,

moreno de verde luna,

voz de clavel varonil:


¿Quién te ha quitado la vida

cerca del Guadalquivir?

-Mis cuatro primos Heredias

Hijos de Benamejí.


Lo que en otros no envidiaban,

ya lo envidiaban en mí.

Zapatos color corinto,

medallones de marfil,

y este cutis amasado

con aceituna y jazmín.


-¡Ay, Antoñito el Camborio,

digno de una Emperatriz!

Acuérdate de la Virgen

porque te vas a morir.


-¡Ay Federico García,

llama a la guardia civil!

Ya mi talle se ha quebrado

como caña de maíz.

tres golpes de sangre tuvo

y se murió de perfil.

Viva moneda que nunca

se volverá a repetir.


Un ángel marchoso pone

su cabeza en un cojín.


Otros de rubor cansado

encendieron un candil.


Y cuando los cuatro primos

llegan a Benamejí,

voces de muerte cesaron

cerca del Guadalquivir




Federico García Lorca